Frambuesa


ORIGEN Y VARIEDADES






El frambueso rojo o europeo procede del monte Ida, en Grecia, desde donde se extendió a Italia, Países Bajos, Inglaterra y posteriormente a América del Norte.



Las variedades que actualmente se encuentran en el mercado provienen del árbol silvestre de frutos color rojo (Rubus idaeus), que se encuentra en Europa y de las especies y variedades de color rojo y negro del norte de América; tales como: Rubus strigosus (frambueso silvestre), Rubus Occidentales (frambueso negro) y Rubus neglectus (frambueso púrpura).



Las frambuesas también se clasifican según la época del año en la que fructifican. La mayoría de las variedades son de verano, sin embargo, existen frambuesas de otoño y aunque el volumen de la cosecha es menor, amplían el período de recolección de estas frutas.



En España son zonas productoras Huelva, Asturias, Cáceres y la comarca del Maresme en Barcelona. El mercado español se nutre también de importaciones realizadas desde Chile y Centroamérica.



SU MEJOR ÉPOCA



Las frambuesas, según la variedad, maduran de forma escalonada durante los meses de verano y entrado el otoño, por lo que las podemos degustar durante los meses de julio, agosto, septiembre y octubre.



CARACTERÍSTICAS



Forma: es una infrutescencia de forma redonda o cónica. La frambuesa está formada por muchas drupas o granos rugosos muy próximos y dispuestos en piña. Cada drupa tiene adherida una pelusa de color amarillo oro.



Tamaño y peso: su base tiene entre 15 y 20 milímetros de diámetro. Una taza de frambuesas tiene un peso aproximado de unos 125 gramos.



Color: la piel es aterciopelada, de color rojo escarlata y está cubierta de un fino vello perceptible cuando es degustada, aunque existen variedades de color amarillo, blanco o negro.



Sabor: La pulpa, carnosa, jugosa y de sabor agridulce, muy aromática y perfumada, alberga en su interior diminutas semillas que no estorban cuando se consume al natural.



Para la recolección de las frambuesas de mesa hay que tener cuidado de no estropear los frutos. Para ello se llevan al campo unos cestillos con tapa, capaces de contener medio kilogramo. El operario dobla la rama del fruto hacia la cesta colocada en el suelo, corta con las tijeras los frutos dejando un poco de rabillo y los hace caer directamente en el cesto.



Los frutos destinados a la industria se recogen también maduros, aunque la recolección suele ser mecánica. La hilera se peina por medio de dos altos rulos cilíndricos provistos de largos dientes metálicos que sacuden los tallos haciendo caer los frutos maduros sobre una plataforma retráctil. Mediante chorros de aire se eliminan las hojas y cuerpos extraños y los frutos llegan limpios a una larga lona móvil donde se realiza la selección final.





CÓMO ELEGIRLA





Los frutos han de ser gruesos, con la pulpa consistente y una coloración brillante e intensa. Tienen que estar duros y libres de moho y se tienen que sentir secos y frescos al tacto. El tallo deberá ser de un color verde vivo.





Las frambuesas se recogen cuando están bien maduras y han perdido toda su acidez. En el momento justo de su maduración la frambuesa se separa fácilmente del tallo. Esta fruta es sumamente delicada y perecedera, ya que sus numerosos granos llenos de jugo son tan sensibles que la manipulación, el calor o simplemente el contacto de unas con otras deteriora tanto su apariencia como su calidad. Una vez en el hogar, conviene guardarlas sin lavar y sin tapar en un envase llano, en una sola capa, y de cierre hermético en el frigorífico.







Composición por 100 gramos de porción comestible

Calorías 39





Hidratos de carbono (g) 8





Fibra (g) 7,4





Potasio (mg) 220





Magnesio (mg) 22





Calcio (mg) 41





Vitamina C (mg) 25





Folatos (mcg) 45





mcg = microgramos





PROPIEDADES NUTRITIVAS





Es una fruta que aporta una cantidad destacable de fibra, que mejora el tránsito intestinal. Constituye una buena fuente de vitamina C, ácido cítrico y ácido elágico, flavonoides y folatos, minerales como el potasio, el magnesio y el calcio, este último de peor aprovechamiento que el que procede de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente de dicho mineral. La vitamina C tiene acción antioxidante, al igual que el ácido elágico y los flavonoides (pigmentos vegetales). Dicha vitamina interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. El ácido cítrico, posee una acción desinfectante y potencia la acción de la vitamina C. El ácido fólico interviene en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y formación de anticuerpos del sistema inmunológico. El potasio es necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso, para la actividad muscular normal e interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula. El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.
 
EN RELACIÓN CON LA SALUD








Las frambuesas son unos frutos que refrescan y estimulan el apetito. Una taza de frambuesas (125 gramos) contiene unos 10 gramos de fibra. Pese a su pequeño tamaño y a que su consumo, dentro de los hábitos alimenticios mediterráneos, se limita a su uso como fruta ornamental en distintos platos, es una gran portadora de fibra. A esta sustancia se le atribuye un destacado efecto protector del organismo, debido a un mecanismo de secuestro de sustancias potencialmente nocivas. La fibra "atrapa" determinados compuestos (ácidos biliares, colestero...) que son excretados junto con las heces, lo que beneficia a las personas con hipercolesterolemia o litiasis biliar. También acelera el tránsito intestinal, reduciendo el tiempo de contacto de algunas de estas sustancias nocivas con el tejido intestinal, lo que previene o mejora el estreñimiento y reduce el riesgo de cáncer de colon.



Las frambuesas son una excelente fuente de vitamina C, nutriente con comprobada acción antioxidante, al igual que los flavonoides y el ácido elágico. Todos estos compuestos contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades degenerativas, cardiovasculares e incluso del cáncer. Asimismo, la vitamina C tiene la capacidad de favorecer la absorción del hierro de los alimentos, por lo que mejora o previene la anemia ferropénica y la resistencia a las infecciones. Existen ciertas situaciones vitales en las que las necesidades orgánicas de vitamina C están aumentadas, como: embarazo, lactancia, tabaquismo, empleo de ciertos medicamentos, estrés y defensas disminuidas, práctica deportiva intensa, cáncer, Sida y enfermedades inflamatorias crónicas. En estas situaciones, el consumo de frambuesas u otras frutas ricas en vitamina C está especialmente indicado.



Por su abundancia de ácido fólico o folatos, vitamina imprescindible en los procesos de división y multiplicación celular que tienen lugar en los primeros meses de gestación, su consumo resulta adecuado o interesante para las mujeres embarazadas para prevenir la espina bífida, alteración en el desarrollo del sistema nervioso (tubo neural) del feto.



Por su elevado contenido en potasio y bajo en sodio, resultan muy recomendables para aquellas personas que sufren hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón. No obstante, su consumo deberán tenerlo en cuenta las personas que padecen de insuficiencia renal y que requieren de dietas especiales controladas en este mineral. Sin embargo, a quienes toman diuréticos que eliminan potasio y a las personas con bulimia, debido a los episodios de vómitos autoinducidos que provocan grandes pérdidas de este mineral, les conviene el consumo de frambuesa.





CÓMO PREPARARLA








Esta fruta no se tiene que lavar con agua antes de consumirla, ya que se impregna rápidamente y pierde toda su consistencia y sabor. Las frambuesas se pueden consumir frescas, como ingrediente de crepes o mezcladas con yogur, helado, pasteles o puding. El puré de frambuesas con una cucharadita de miel se puede usar como crema para un postre. El sabor de las frambuesas es intenso y su presencia es evidente aunque se mezcle con otras frutas. También se emplean en la preparación de jaleas, confituras, compotas y mermeladas, siendo, después de las fresas, las frutas blandas más populares en la elaboración de este tipo de productos.



El zumo de frambuesa es muy apreciado en Alemania y Escandinavia como bebida refrescante. En Inglaterra, la salsa de frambuesas se emplea para rociar los budines de arroz y las gachas. En Berlín es famosa la weisse mit Schuss, bebida que se sirve en las cervecerías en la que se encuentran mezclados cerveza rubia, jarabe de frambuesas y soda. En Escocia, el urogallo se rellena con frambuesas silvestres, pero donde estas frutas dan lo mejor de sí, es en los postres. Entre los líquidos aromatizados con frambuesa se encuentra el jarabe de frambuesa, el cual se prepara macerando dichas bayas en vinagre de vino y constituye un fantástico aderezo para las ensaladas. En países del Este de Europa se emplea para la fabricación de aguardientes.

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